
La comunicación educativa ha tendido pronunciadamente a limitar su ámbito a los media, a establecer una implícita equivalencia entre comunicación, medios y tecnologías de comunicación. Es necesario trascender esa visión reduccionista, postular que la comunicación educativa abarca ciertamente el campo de los media, pero en prevalente lugar, el tipo de comunicación presente en todo proceso educativo. Esto supone considerar a la comunicación no como un mero instrumento mediático y tecnológico sino, ante todo, como un componente pedagógico. En la comunicación educativa, así entendida, convergen una lectura de la pedagogía desde la comunicación y una lectura de la comunicación desde la pedagogía.
Cuando se concibe a la comunicación en esa dimensión amplia, se advierte que ella enfrenta una instancia crítica. Si el paradigma informacional, actualmente en auge, termina por entronizarse, a la comunicación educativa no le quedará presumiblemente otra función que la instrumental de proveer recursos didácticos y tecnológicos a un modelo de educación cuyas coordenadas pedagógicas están siendo determinadas sin su participación.

No hay comentarios:
Publicar un comentario